Cómo llegué sola a un Club SW. (Experiencia de una Single).
- clubdesinglesboliv
- 24 feb 2016
- 7 Min. de lectura

Desde que me divorcié por segunda vez me di cuenta de que el sexo era un punto verdaderamente importante en mi vida, sin embargo las relaciones de “fuckbudies” no han funcionado muy bien que digamos, porque siempre se involucran sentimientos de un lado o del otro, así que se me metió en la cabeza el gusanito de que en una ciudad tan grande y tan diversa como lo es el DF debía haber un tipo de gente que buscara sexo ocasional, buena onda y con quien se pudiera mantener una relación de cordialidad y respeto.
Buscando bajo las condiciones que me interesaban, lo primero que encontré en Google fue el termino “Swinger”, que aunque el término no era nuevo, en realidad no era algo de lo que yo supiera mucho, así que el primer paso fue leer amplia mente sobre el ambiente, en qué consistía y qué tipo de gente vivía de esta manera; lo primero que encontré fueron “antros, clubes o bares” de los que en realidad lo único que se leía era sobre un ambiente de respeto, higiene y discreción.
Siguiendo el tema encontré varios blogs que daban amplias recomendaciones sobre un lugar en particular: Libido. Al entrar en la página lo primero que llamó mi atención fue el diseño de la misma, erótica, sensual y sobre todo clara respecto a las reglas; seguido esto y encantada por la creatividad, erotismo y buen gusto (a diferencia de otros lugares o paginas) de los carteles y de las invitaciones y eventos, encontré en uno de los carteles “Anfitriones Invitados Miau Miau y Mr. M” acto siguiente, entro a Twitter y leo la dinámica de dichas personas entre sus “amigos” y seguidores; lo primero que noto es que hablan de sexo como yo lo haría con cualquiera de mis amigas contándoles sobre una noche interesante con cualquier susodicho en cuestión, pero a diferencia de la platica con mis amigas, aquí se entera mas gente, hay respeto, suena divertido y sobre todo no hay tabúes ni tapujos; una que otra imagen un poco mas subida de tono se encuentra entre las publicaciones que yo misma no haría en mis paginas personales, pero esto no quiere decir que no me gusten, sino que normalmente en la sociedad en la que vivimos me sentiría juzgada y señalada.
Me quedo todo un día pensando en el asunto, ir o no ir, mandar o no mandar una solicitud y si voy, ¿Con quien voy? La primera opción fue preguntarle a un “amigo” si le interesaría ir conmigo, pero su respuesta fue decepcionante, “Tú ya perdiste el piso, estas loca, ¿Qué vas a hacer tu en un lugar como ese?”, sin mas curiosidad, por la respuesta tan ‘agüitadora’ de mi mejor opción, decido declinar la idea… no sin antes enviar la solicitud por si decidía cambiar de parecer.
A la mañana siguiente recibo la respuesta a la solicitud, “Aceptada” mi cabeza no deja la idea de lado durante todo el día; ahora lo que da vueltas en mi cabeza es la curiosidad de ese tipo de lugares… ¿llegas y te despojan de tus ropas? ¿te dan una bata o toalla y andas expuesta a que todo mundo te toque? ¿entras al lugar y ves una aglomeración teniendo sexo? ¿el lugar esta lleno de fluidos y olor a sexo? En pocas palabras, mil cosas me daban vueltas en la cabeza relacionadas con dos tipos de cosas, pornografía y mal gusto… sin embargo a estas alturas, ya era mucha más la curiosidad que el miedo.
Tras dos días de pensarlo seriamente, mi curiosidad no pudo más, llegué de trabajar y alisté mi disfraz para ir a la noche previa de Halloween a uno de los eventos del lugar, no estaba nada segura, pero mi cuerpo y la curiosidad me llevaban casi por inercia. Entre todo lo que pensé como excusa para ir yo sola a un lugar como este, era que la mejor oportunidad de ir a un sitio así la primera vez era cubierta, enmascarada y “protegida” por un disfraz. Durante el trayecto de mi casa al lugar pasaron más de mil cosas por mi cabeza, todas relacionadas con “seguridad”. Algo dentro de mi pensaba que el simple hecho de asistir a un lugar así por mi cuenta me convertía en presa fácil de personas que tras unas copas y en estado de calentura podrían no respetar mi decisión.
Encontrar el lugar fue toda una odisea, estaba igual de nerviosa que emocionada, y finalmente me agarré a la idea de que sólo se vive una vez y no me iba a quedar toda la vida con las ganas, la duda y el morbo.

Al llegar ahí me temblaba el cuerpo, era más clandestino que el portón rojo donde vendían cervezas afuera de la escuela, pero ya iba envalentonada por mi mantra morboso, así que me decidí a bajar del coche y entrar al lugar.
Al entrar mi perspectiva cambió totalmente, lo primero que vi fueron un montón de mujeres vestidas con ropas diminutas bailando con sus compañeros y disfrutando abiertamente de ser vistas y admiradas por más personas, sin tabús ni prejuicios; entré directamente al baño y las vi a todas muy cómodas mostrando sus cuerpos y aunque no crucé palabra con alguna, todas fueron amables y cálidas; normalmente cuando vas a un antro “normal” y entras en los baños, las chicas parecen comerte con la mirada para tener de quien cuchichear cuando lleguen a sus mesas, y para mi novedad esa situación no fue la misma en este lugar.
Al salir del baño me encontré a una chica encantadora que se veía muy feliz, halagó mi disfraz y le pregunté su nombre, era MIAU MIAU, cruzamos unas palabras y le comenté que iba por mi cuenta y que hacía pocos días que la seguía en Twitter, amablemente me dijo que charlaríamos después del show.
Acto siguiente me trajeron un trago y me quedé parada como tonta en una esquina mirando el show de las chicas que concursaban por un viaje y las que normalmente hacen un performance ahí, un tipo me dijo que la silla junto a él no estaba ocupada y que si quería podía sentarme a su lado, y acepté, comenzamos a platicar un rato y fue más que amable y respetuoso todo el tiempo, me dijo abiertamente que una de las reglas del lugar y del ambiente es que NO es NO y que me sintiera en pleno derecho de aplicarlo con quien yo quisiera y cuando yo quisiera, he de confesar que las palabras de un completo desconocido en ese momento ayudaron a disipar todas mis dudas, para ese momento ya me sentía mucho menos alarmada y cómoda en el lugar.
Tras ver a las chicas bailar y un par de tragos, se acercó a mi un tipo bastante atractivo y simpático, platicamos un buen rato y tras un par de risas y platica explicándole mi situación en ese momento, me invito a pasar a uno de los “playrooms” del lugar, entramos y lo que vieron mis ojos fue excitante, había grupitos de gente besándose, tocándose y teniendo sexo, me empezó a explicar la dinámica, la gran mayoría eran parejas que invitaban a participar a un tercero, mis ojos no creían lo que veían, no porque fuera algo irreal, sino porque no se asemejaba nada a la idea grotesca que yo tenía en la cabeza, era mucho mas cercana a la imagen de mis amigos teniendo sexo en el cuarto de alguna casa donde había una fiesta cuando iba a la universidad.
Charlamos casi toda la noche, y cuando andaba por ahí dando vueltas, alguno que otro tipo se acercó a hacer la platica, cuando alguno me invito al cuarto o simplemente yo quitaba la pierna porque no estaba cómoda el mensaje para ellos era que claro y no fueron mas insistentes, he de confesar que ese estado me hizo sentir poderosa, en un antro normal podrías sentirte acosada porque la gente no tiene reglas, pero aquí fue mas que claro y nadie lo tomó a mal.
Ya avanzada la noche y mas cómoda en el ambiente, el caballero (porque así lo fue) con el que compartí casi toda la noche, me invitó a entrar nuevamente al “playroom” para ver, entramos y tras comentar alguna que otra tontería salimos y fuimos a uno que estaba mas vacío, nos sentamos en un sillón y comencé a observar a dos parejas que estaban en los preliminares en una gran cama frente a nosotros, no he de negar que me sentí amplia mente atraída, el tipo que me acompañaba jamás trató de hacer nada, hasta que como una colegiala empecé a rozar mi pierna con la suya, comenzamos a besarnos y me embriagué por la atmósfera en el ambiente, sin darme cuenta en que momento entraron varios, se posaron junto a nosotros, y entre besos y que su mano acariciaba mi entrepierna, comencé a escuchar los gemidos de la chica que estaba junto a nosotros, todo el ambiente me puso a mil, y el hombre con el que me besaba, ahora estaba sentado en el piso haciéndome un oral que estoy segura jamás me voy a olvidar. Por un buen rato perdí la noción del espacio, pero algo en mi disfrutaba el hecho de saber que estaba en un lugar publico y que seguramente alguien nos estaba viendo, pero en realidad lo que me encantó fue el hecho de sentirme libre de hacer lo que se me diera la gana sin sentirme juzgada.
Tras un rato en el “playroom” y terminar nuestro jueguito erótico, salí nuevamente a área del bar, mucho mas relajada, termine de disfrutar la noche entre tragos y bailes, a ratos el lugar parece estar vacío, la gente entra y sale de los “playrooms” y el área de bar se llena y se vacía conforme las parejas terminan sus turnos de “juego”.
He de confesar que ya me sentía tan a gusto en el lugar que casi fui la ultima en salir, mi pánico escénico y sobre mantener mi imagen y el anonimato habían desaparecido, comencé a cruzar palabras también con la gente que trabajaba en el lugar, la señora de la caja, los “barmans”, e incluso los meseros.
En resumidas cuentas he de confesar que estuvo mucho mejor de lo que mis prejuicios y mis ideas retrogradas me harían creer, y muy pero muy alejada de mi idea inicial de orgías de películas pornográficas, hay respeto y el ambiente no es nada pesado, la gente habla de más que de solo sexo y te la pasas tan bien como en cualquier otro lugar, a diferencia de que aquí tienes la posibilidad de liberar tu lado mas sensual y cachondo como algo natural.
¿Que si volvería? ¡DEFINITIVAMENTE!!! no solo me encantó el lugar, la dinámica y las chicas, sino que pase lo que pase (porque ahora sé sin duda que tengo la opción de hacer de todo o no hacer nada) me parece un espacio perfecto para ir destapando y alimentando mi sensualidad y explorar y dar vuelo a mis deseos y fantasías rodeada de erotismo…
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